
La competición arranca en Iowa, un pequeño estado agrícola al que tradicionalmente se atribuye una gran influencia en la carrera hacia la Casa Blanca por su privilegiada posición en el calendario de primarias. Sus 'caucus' o reuniones de votantes no siempre eligen a los candidatos que finalmente se imponen a escala nacional, pero sí otorgan a los vencedores de cada partido un impulso —el famoso 'momentum'— que puede lanzar al estrellato a políticos de segunda fila. Y a la inversa: si un favorito cae estrepitosamente aquí, en el Medio Oeste, sus opciones en el resto del país pueden venirse abajo de la noche a la mañana.
La cita demócrata de hace cuatro años sirve como ejemplo de ambos escenarios. El ex gobernador Howard Dean y el entonces congresista Dick Gephardt encabezaron durante meses los sondeos, pero el 'sprint' de John Kerry dio un vuelco a la situación y supuso el principio del fin de todos sus rivales salvo John Edwards, que consiguió una inesperada segunda posición y acabó siendo su compañero de 'ticket' frente a George W. Bush y Dick Cheney.
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