18 de junio de 2008

Obama inicia la campaña como favorito ante McCain

Convencido de que éste es su tiempo histórico, Barack Obama ha puesto en marcha una campaña electoral ambiciosa, apoyada en una masiva movilización de voluntarios para generar votos en los 50 Estados de EE UU, incluidos los más republicanos, y destinada a obtener, no sólo una victoria, sino un verdadero mandato popular.
Aunque las encuestas no marcan aún diferencias significativas, su rival, John McCain, asume que el senador demócrata por Illinois parte como favorito.Los asesores de Obama consideran que un candidato tan heterodoxo como él tiene que organizar una campaña diferente de las tradicionales y tiene que conseguir una victoria contundente para llegar a la Casa Blanca despejando todas las dudas sobre sus condiciones y con fuerza para imponer su agenda de cambio.

Por esa razón, cumplido ya con la elegante despedida de Hillary Clinton y los rituales apoyos públicos de las grandes figuras -la última de ellas, Al Gore, el lunes-, la campaña arranca de lleno con la vista puesta en la meta del 4 de noviembre. Y se inicia con algunos fichajes y algunas decisiones que permiten ver con cierta claridad por dónde irán las cosas.

La más importante de esas decisiones es la puesta en marcha de una movilización de base sin precedentes, que intenta llevar el mensaje de Obama a rincones habitualmente indiferentes a la política o contrarios a las posiciones demócratas. Más de 3.500 jóvenes voluntarios se han repartido ya por todo el país con esa misión, y el sábado 28, la campaña del candidato demócrata pretende hacer una rutilante demostración de esa estrategia, con la celebración de centenares de actos de apoyo organizados por espontáneos en casas particulares, parques o garajes. Es un movimiento denominado Unidos por el cambio y su objetivo, según ha explicado el principal responsable de la campaña, David Plouffe, es "juntar a los que apoyaron a cualquier candidato demócrata, así como independientes y algunos republicanos, a cualquiera que esté harto de la política del pasado y quiera buscar nuevas soluciones para los retos que encaramos".

Este movimiento pretende abarcar el conjunto del país. Obama se siente estimulado por precedentes como los de su mitin en Idaho ante 30.000 personas, que deben ser, poco más o menos, todos los demócratas que hay en ese Estado. Y considera que su candidatura tiene posibilidades en lugares como Virginia, Iowa, Colorado o Nuevo México, donde los demócratas no ganan desde hace muchos años. Haciendo de la necesidad virtud, ésa sería una magnífica alternativa para Obama en caso de no ganar en los Estados clave de Florida y Ohio, ambos muy difíciles para el senador de Illinois.

Las últimas encuestas muestran todavía algunos signos contradictorios. Por un lado, apuntan buenas perspectivas para él en al menos en una decena de Estados que George W. Bush ganó con facilidad en 2004. De confirmarse esa tendencia, su victoria podría ser rotunda, pase lo que pase en Florida y Ohio. Obama aventaja claramente a McCain -63% frente a 56%- en cuanto a la opinión favorable de los ciudadanos, según el sondeo ofrecido ayer por The Washington Post-ABC. Pero esa misma encuesta reducía la ventaja a cuatro puntos en lo que se refiere a intención de voto. Es decir, hay gente que aprecia a Obama, pero no se atreve a votar por él.

Para McCain, según reconoció él mismo ayer, "esta situación es mucho mejor de lo que cabía esperar teniendo en cuenta los problemas por los que atraviesa el Partido Republicano". Se refiere, obviamente, a la impopularidad de Bush por la guerra de Irak y la situación económica. Esos escollos, añadió, le obligan a "empezar esta carrera con desventaja". Es decir, McCain está planteando una campaña a la defensiva, con la esperanza de que la audacia de la candidatura contraria acabe asustando al electorado.

No son esos los cálculos de la campaña de Obama, cuyo propósito es crear una amplia coalición nacional que rompa las barreras tradicionales y garantice una victoria histórica. Esa liga tiene que estar bajo la sombra del candidato y tiene que empezar por unir fuerzas dentro del propio Partido Demócrata.

En ese contexto se entienden tanto su comparecencia junto a Gore como su decisión de trasladar a su ciudad de Chicago la sede del Comité Nacional Demócrata, un importante foco de decisiones políticas. Más controvertido ha resultado el fichaje para el equipo de Obama de Patti Solis Doyle, una estrechísima colaboradora de Hillary Clinton a la que hace meses ésta despidió de su campaña. Solis Doyle dirigirá el gabinete de quien sea designado como candidato a la vicepresidencia, lo que aparentemente es un anuncio anticipado de que Clinton no ocupará ese puesto, ya que las relaciones de la senadora con su antigua mano derecha parecen haberse deteriorado desde su ruptura.